Investigando sobre autos presidenciales, la historia escrita y gráfica cae siempre en la misma omisión, ignorando el que tal vez es o fuera, el más importante de los vehículos en cuestión.
Hablamos de aquel que el 4 de Junio de 1952 trasladó en un desfile cívico militar con motivo de la asunción del segundo mandato del General Perón ,a una enferma y débil Evita erguida con la ayuda de un corsé ex profeso, acondicionado en un Packard Super 8 1939 Sedan Convertible y disimulado este con un tapado de visón.
Poco mas de un mes después, el 26 de julio, fallecía la Evita de carne y hueso para dar lugar a la inmortal figura que aún perdura.
Ese Packard Super 8 desapareció tiempo después del ámbito presidencial y emergió en los 80’s en el interior del país siendo luego adquirido por un coleccionista de USA y exportado.
El nuevo dueño lo había adquirido por ser simplemente un Packard y no por su particular historia, la cual descubriría más tarde.
Hoy se encuentra restaurado en los Estados Unidos (foto) y mas allá de la numeración de chasis y motor que acreditan su historia, es notablemente visible su diferenciación con otros modelos ya que nació como un gran sedan de 7 plazas y luego se le modifico la carrocería para participar en los actos públicos.
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EVITA last trip to inmortality on a classic
When researching presidential cars, written and pictorial journalism always falls on the same omission, ignoring the one that, maybe, was the most important vehicle in question.
We talked about the car in which on June 4, 1952 transfer a sick and weak Evita on a civic parade in occasion of the second presidential term of General Peron. Evita was held upright with the help of a brace on purpose, packed in a Packard Super August 1939 Convertible Sedan and covered with a mink coat.
A little more than a month later, on July 26, Evita died in flesh to give birth the immortal figure that still endures.
That Packard Super 8 disappeared from the presidential scope and emerged in the 80’s when was purchased by a collector of USA and exported there.
The new owner had acquired the car just because it was a Packard and not for its particular history, which would later discover.
Now a days you can find it restored in the United States (photo) and beyond numbering chassis and engine that can proved its history, it is remarkably visible the differentiation with other models since it began as a large sedan 7 seater and was then modified to participate in public events.